Maximiliano Eduardo Meza (Maxi, para todos) nació el 15 de diciembre de 1992 en Caá Catí, una bella ciudad ubicada en el norte de Corrientes, llena de casonas enormes del siglo XVIII y XIX. Maxi dejó su lugar cuando solamente tenia 15 y se vino a jugar a Gimnasia. El Lobo estaba en la B Nacional y allí debió imponer su futbol hasta que Pedro Troglio lo puso en un partido de la Copa Argentina. Meza casi no sufrió el paso de inferiores a Primera. Su forma de llevar la pelota, su capacidad de adaptación a cualquier sitio que exigiera su condición de “media punta” lo puso inmediatamente en el equipo titular. Cuando Gaby Milito lo pidió para Independiente –se abrió un cupo por una rotura de ligamento cruzado de Leandro Fernandez– todos lo miraron con desconfianza. “Es como si me sacaran a Messi. Para Gimnasia, Meza es Messi”, me dijo Gustavo Alfaro, entonces DT tripero. Meza se fue a Independiente y, al comienzo, todo le fue difícil. El Rojo aun no había depurado su plantel y sus rendimientos no eran buenos. Recién cuando llegó Holan, el pibe correntino se asentó y tuvo un 2017 fantástico, coronado con una gran actuación en el Maracaná, la noche de la conquista roja de la Copa Sudamericana. Posteriormente, Sampaoli lo convocó a la gira de marzo por aquellos viejos atributos que le vio Troglio para ponerlo en Primera. Meza fue titular en el oprobioso 1-6 con España, aunque mientras el partido fue tal, se destacó por su manera de llevar la pelota y su deseo intenso y constante de armar juego con quienes se le acercaran. Maxi Meza fue casi el único que se llevó una sonrisa de la horrible noche del Wanda Metropolitano.
Adrián Ricardo Centurión (Ricky, para todos) nació en Avellaneda unos días después que Meza: 15 de enero de 1993. Se crió en Sarandí, en un medio hostil del que logró salir e imponerse por el futbol. Cuando terminó su temporada de Sexta División en Racing, Ricky figuraba en una lista de libres, pero Carlos Olarán (a la sazón, DT de inferiores, ex lateral izquierdo de Racing Campeón de la Supercopa 88) pidió que lo dejaran. “Es un pibe con una vida difícil, pero juega muy bien. Démosle otra oportunidad”, dijo Olarán a los dirigentes de entonces. Tiempo después, lo vio jugar Luis Zubeldía, el DT de Primera y lo sumó al entrenamiento de los profesionales. Centu debutó en Primera en Mayo de 2012. Zubeldía lo vio, lo valoró y no esperó. Tuvo un paso breve por los juveniles en plena desorganización de la AFA y después del desguace de los seleccionados menores tras el éxito de Pekerman y Tocalli. Ricky se afirmó en la Primera de La Academia y se transformó en uno de los “Superpibes”, sumado a Vietto, De Paul, Fariña y Bruno Zuculini. Zubeldía se fue, pasaron Ischia y Merlo sin pena ni gloria y luego llegó Cocca. En Agosto de 2013, Centurión se fue al Genoa, pero regresó a Racing después de jugar apenas 12 partidos con la camiseta azul y roja del cuadro genovés. El equipo celeste y blanco parece ser su lugar, porque volvió y salió campeón con un gol suyo a Godoy Cruz en el partido decisivo. Entonces, el Patón Bauza se lo llevó a Sao Paulo. Y allí jugó bastante, aunque algunas escapadas a Buenos Aires y cierta discontinuidad en el rendimiento lo relegaron del equipo titular. Guillermo Barros Schelotto se lo trajo a Boca porque pensaba (y piensa) que Centurión es el extremo ideal para su inamovible idea de 4-3-3. El rendimiento no fue todo lo fabuloso que el “Mundo Boca” y sus voceros pretenden que creamos, pero fue lo suficientemente aceptable como para que Barros Schelotto lo pidiera con insistencia cuando terminó 2017. Sus problemas de conducta fuera de la cancha minaron la chance de continuar. En mayo del año pasado, Ricky volvió a Genoa para cambiar de aire y “alejarse de las malas compañías”, pero le fue peor que antes: estuvo en sólo 5 encuentros.
Fue así que volvió. Cocca se fue de Racing y llegó Coudet. “Si Centurión juega bien hoy, seria un milagro. Jugó muy poco en Italia y necesita ritmo de partidos. Pero es un jugador fundamental para lo que quiero y lo voy a hacer todavía mejor, si puedo”, me dijo Chacho tomando un café en el hotel Intertower de Santa Fe en la noche del 27 de enero, en la previa del debut oficial con Unión. Centu fue de menor a mayor y Coudet fue dandole elementos para crecer. Hizo mas goles, tuvo apariciones por lugares de la cancha que su versión anterior no conocía. Si contamos todo su 2018, lleva 8 goles y 10 asistencias. Coudet insiste en que Centurión debe jugar mas por el medio. “Los que juegan bien, juegan por el medio”, suele repetir el DT de Racing.
¿Centurión o Meza? ¿Meza o Centurión? Meza tuvo un gran 2017 y mantuvo ese nivel en 2018, aún cuando independiente decayó en su rendimiento colectivo. Fue Campeón de la Sudamericana siendo figura excluyente en la inolvidable final de Maracaná y único futbolista de Selección que quedó a cubierto del incendio de marzo en el Wanda Metropolitano. Centurión es un antiguo gusto de Sampaoli, pero no hizo pruebas en la Selección Mayor y su rendimiento óptimo tiene solamente 45 días de vida. Es mas, mientras Meza edificaba un notable rendimiento en la Sudamericana 2017, Centurión no tocaba la pelota en Genoa.
No se discuten aquí las condiciones de Centurión sino los criterios de elección. Si Centurión va al Mundial, Bustos y Lautaro Martinez –ni hablar Meza– podrán decir que era mejor no ir a la última gira, cuando el sentido común indicaría lo contrario. Habrá que esperar. Un día, nos dicen que Centurión es número puesto y al otro, que va Meza. Es mas, hasta se dijo que podría ir ambos y saldría otro. Sampaoli y su cabeza tienen dudas todavía, mas allá de listas, deseo y operaciones de prensa. Meza juega en todos los puestos del media punta que necesita, Centurión es capaz de romper cualquier cerrojo con su mano a mano feroz.
Aqui estamos, entonces, esperando que el DT se decida por Maxi o por Centu y que explique ciertos criterios de elección que son, en principio, muy injustos.
Más Editoriales
LA CALABAZA SE CONVIRTIÓ EN CARROZA
EL 24 DE MARZO DE 1976 TAMBIÉN JUGÓ LA SELECCIÓN
BOCA TOCA CON POL