El amistoso de despedida tiene que ser con un rival como Haití. Imaginen ustedes si en lugar de Haití enfrente hubiese estado Brasil o Alemania o España o Francia o, incluso, algún país sudamericano (¡Chile!). El partido de despedida ante la gente tiene que ser un entrenamiento formal de fútbol. Liviano, para evitar complicaciones, y lo suficientemente amistoso como para que el público vea a Messi y compañía, conozca o vuelva a la cancha de Boca, se pinte la cara de celeste y blanco y juegue al hincha de futbol durante un rato.
El resultado y los tres goles de Messi son el titulo principal de una noche de fiesta, pero la cuestión tiene mas profundidad. Sampaoli armó un equipo bien de partido sencillo. “Salvio de 4” acaso haya la principal señal de lo que el DT pensaba del tramite del partido. Pero Salvio no jugó “de 4”, sino de “8-7”, si se me permite el neologismo. Intentó armar tándem como Lanzini, el volante que anduvo por el sector derecho del monólogo argentino. Del otro lado, Tagliafico —“3 que se proyecta”— tenia que armar yunta con Di Maria y lo hizo varias veces, sobre todo en el primer tiempo. El trabajo consiste conectar todas estas intenciones. Y esos conectores son los mismos involucrados –Di Maria, Lanzini, Salvio, Tagliafico–, pero también deben serlo Lo Celso, Mascherano y el mismísimo Leo Messi. ¿Se conectaron? Si, mucho. Y aquí es donde el rival no importa. Este es el punto en el que hay que mecanizar movimientos, algo que los futbolistas intentan hacer a diario en el Complejo de Ezeiza.
Algo que se vio claramente en la formación inicial fue el famoso 2-3-3-2
OTAMENDI FAZIO
SALVIO MASCHERANO TAGLIAFICO
LANZINI LO CELSO DI MARIA
MESSI HIGUAIN
El ideal consiste en poder imponer esta idea de ataque –repito, de ataque– ante rivales de mayor fuste, pero la mecanización y el convencimiento hay que entrenarlo con sparrings y rivales débiles como Haití. Por eso, no hace falta anteponer “hay que tener en cuenta el rival” para explicar o resaltar la jugada de Pavón que terminó en uno de los goles de Messi o la definición del Kun Agüero ante un pase de magia de Leo. Es válido porque son esos movimientos los que nos van a dar la identidad que el entrenador está buscando.
El segundo tiempo se mantuvo en el mismo sentido. Esto también es valioso. Fue ahí cuando aparecieron Pavón y Meza, los muchachos de la Superliga. El pibe de Boca entró por Di Maria y el volante de Independiente lo hizo por Lanzini. Kichan y Maxi son dos jugadores a los que Sampaoli tiene muy en cuenta. Piensa que Pavón es un revulsivo para situaciones de rivales rocosos y cerrados y que la variedad del juego de Meza sirve para que el equipo intente muchas cosas sin necesidad de modificar demasiados nombres. Además, el DT mostró otra carta: Acuña entró por Tagliafico, lo que confirma para qué cuenta con el ex jugador de Racing, si es que había alguna duda. Lo curioso es que se cuestione –adhiero al cuestionamiento, aclaro– a la decisión de poner a Salvio “de 4” y no a la de pensar en el Huevo como “3”. En esta parte del encuentro, el 2-3-3-2 quedó así:
OTAMENDI ROJO
SALVIO MASCHERANO ACUÑA
MEZA BANEGA PAVÓN
MESSI AGŪERO
Otra cuestión que se vio fue la descomposición. A veces, asombra la pobreza que hay en los análisis del futbol. Basta que un entrenador –le pasó a Bielsa, le pasa a Sampaoli y a Holan– use palabras fuera del diccionario del lugar común futbolero para que digan que “habla difícil” o “no se le entiende”. Que un equipo se “descomponga” para atacar es que se abra, que se desordene, que se mueva, que acelere. Argentina se “descompuso” todo el tiempo contra Haití. Desplegó a sus extremos, los acompañó y, cuando no encontró lugar para entrar, salió, se la dio a Mascherano y el Jefe decidió cómo y por dónde seguir.
Mas allá de todo, el acompañamiento a Messi es un tema que desvela a Sampaoli. Sabe que cuenta con Messi, que Leo va a resolverle cuestiones por cuenta propia. Pero no todo será asi. Hasta un genio como Messi necesita e un equipo. Bilardo, en el 86, armó un cuadro con funcionamiento para ofrecérselo a Maradona. Sampaoli está intentando algo parecido. Giovani Lo Celso es un futbolista por el que el DT tiene debilidad y es a quien piensa como la conexión entre el equipo y Messi. Vendría a ser algo a así como el Jefe de Gabinete del Presidente Messi. Es quien debe estar mas cerca, es quien debe darle la pelota como se la daba Gago en tiempos de Sabella, es quien acaso deba llegar hasta posiciones de avanzada para resolver acciones en las que no esté Messi. Lo Celso está pensado como un “5 adelantado”, y esto de ser “5”, también le da ciertas obligaciones de tomar la pelota y conducir desde lugares mas atrasados. Mascherano es otro que debe tener cerca a Lo Celso. Acaso el principal enemigo que tenga el jugador del PSG sea el poco trayecto que tiene con la camiseta celeste y blanca, pero si se trabaja, si aceita los movimientos, si entiende que su posición es neurálgica y que de su talento y su concentración depende mucho del juego del equipo, las cosas serán mas sencillas.
Lo Celso, Tagliafico, Lanzini, Meza y Pavón son algunos de los apellidos mas cercanos a esta nueva idea de sumarle nuevos socios a Messi. Algunos mas cerca, otros mas lejos, algunos mas directos, otros mas de reparto, todos tienen la obligación de aportarle a Leo variantes y apoyo para que el genio vuele tranquilo.
Cierta prensa odiosa habla peyorativamente de “Los amigos de Messi” como si Aguero, Di Maria, Higuaín o Mascherano fueran talabarteros de Aldo Bonzi que se juntaron a jugar un picado y Messi los metió de onda. A esa prensa con discurso canallesco, el amistoso con Haití les entregó malas noticias: Messi tiene nuevos amigos. Espero que no lo tomen a mal.
https://www.youtube.com/watch?v=FMc0jraSTSk
https://www.youtube.com/watch?v=h0a5rG4j16I
https://www.youtube.com/watch?v=GhrmSME7Ve0
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