Diego Chavo Fucks

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Diego Chavo Fucks

Me llamo Diego Fucks, pero me dicen Chavo. Soy periodista de medios gráficos, radiales y televisivos desde 1982 y mi especialidad es el fútbol. Me encontras en: TELEVISIÓN Conductor de Tarde Redonda por FOX SPORTS de Lunes a Viernes de 17hs a 19hs. Columnista de 90 Minutos de Futbol por FOX SPORTS de Lunes a Viernes de 13 a 15hs RADIO Conductor de Rezo Por Vos de Radio Nacional AM 870 y Nacional Folklorica FM 98.7 de Lunes a Viernes de 9 a 12hs. LIBROS Eliminatorias 98, un camino largo y sinuoso (1997) Editorial Alfaguara El Libro de Boca (1999) Editorial Alfaguara El Libro de River (1999) Editorial Alfaguara Duelo de Guapos (2005) Distal Libros y Pensado Para Televisión. Tévez, La verdadera historia (2016) Ediciones B. Jugados (2000) EUDEBA -coautor- Esta página la he creado para que podamos comunicarnos mas asiduamente, para poder compartir mi trabajo con vos y que podamos, vos y yo, disfrutarlo. Podes opinar, sugerir y hacer consultas desde aquí. ¡Gracias por estar… una vez mas!

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5 de diciembre de 2024

SAN LORENZO ’95, UN CAMPEÓN IMPRESCINDIBLE

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SAN LORENZO CAMPEÓN CLAUSURA 1995. Arriba: Silas, Manusovich, Galetto, Arévalo, Ruggeri, Passet. Abajo: Netto, Monserrat, Biaggio, Esteban González, Escudero. Las tribunas del estadio eran más cortas, el piso aún estaba desparejo. Cuando este equipo fue campeón, San Lorenzo llevaba 21 años sin dar una vuelta olímpica. La presión era mucha, pero el Bambino Veira y un grupo de jugadores que terminó de consolidarse en 1994, llegó a la cima con justicia y sentando las bases para que el club, de una vez, regresara definitivamente al sitio en el que la historia lo puso.

Ya pasaron 25 años de que San Lorenzo ganara el título del Clausura 1995. La bolsa de recuerdos imborrables del Ciclón incluyen al al Campeón de 1927 (el de Carricaberry y el Doble Ancho Monti), el de 1933 (el de Pedro Omar, el Petiso Lema y Petronilho do Brito), el de 1946 (Imbellone, Farro, Pontoni, Martino y Silva), el del 59 (el nene Sanfilippo, Boggio, Omar Higinio García) o a los Matadores de 1968, Campeón Metropolitano invicto, vencedor de una final inolvidable al Estudiantes de Zubeldía, Campeón de América y del Mundo. Podríamos incluir en esta lista gloriosa al primer bicampeón anual del fútbol argentino: antes de San Lorenzo en 1972, nadie –ni River ni Boca, nadie– ganaron el Metropolitano y el Nacional del mismo año como esa enorme formación que armó el Toto Lorenzo.

San Lorenzo también ganó el Nacional de 1974, con Osvaldo Zubeldía como DT. Era un equipo con mucho trabajo, apoyado en los generales del 68 y 72 (Cocco, Telch, Villar, Chazarreta, Glaría), la inacabable sabiduría del cordobés Alberto Beltrán y dos de los mejores delanteros de nuestra mas rica historia futbolera: el Gringo Scotta y el Negro Ortiz.

¿Qué pasó después?

Después, en lugar de ir hacia arriba, de tener despegue internacional, de potenciar a los estupendos jugadores que tenía, San Lorenzo entró en una debacle institucional que se llevó puesto todo. Esa vuelta olímpica en la cancha de Vélez, esa victoria 3-2 ante un muy buen Ferro de Victorio Spinetto, ese 22 de diciembre de 1974, fue el final de un tramo digno de un grande. De ahí en más, San Lorenzo perdió su estadio de Avenida La Plata (1979), mantuvo la permanencia con lo justo (1980), se fue al descenso (1981), retornó acompañado por el conmovedor amor de su gente, pero, salvo el subcampeonato del Metropolitano ’83 y alguna participación sin demasiada relevancia en copas, no tuvo un pasar acorde con lo que se espera de semejante camiseta. Pasó graves zozobras económicas e institucionales a finales de los 80. Los futbolistas no tenían siquiera agua para bañarse y lo hacían con agua mineral. Hubo momentos en los que pasaron mucho tiempo sin cobrar.

Por eso, el Campeón del Torneo Clausura de 1995 fue el equipo que puso de pie a San Lorenzo, lo devolvió al lugar de privilegio en el que lo habían dejado sus antecesores famosos y del que cayó pesadamente, sin poder levantarse nunca completamente.

  • «Me vine del América de México a fines del 93 porque el presidente no me dejaba venir a los partidos no oficiales de la Selección. El Mundial de EEUU estaba a la vuelta de la esquina y yo ya tenía 31. Necesitaba jugar. Pero me vine a la Argentina y estuve sin club. Un día, me llama Coco Basile: «Cabezón, necesito que juegues. ¿Dónde querés jugar?» Mi respuesta fue inmediata: «San Lorenzo». Me gustaba San Lorenzo. Ya había estado en Boca y en River y la hinchada de San Lorenzo me gustaba, me gustaba lo que cantaban, como llenaban las canchas. En enero de 1994, fui a Punta del Este a arreglar con Fernando Miele, que estaba de vacaciones. Me acompañaron Coco Basile y Guillermo Cóppola. «¿No estás grande para jugar en San Lorenzo?», me dijo el tipo, que me recibió en un tremendo barco. «Mirá que grande que estoy que en seis meses voy a jugar un Mundial y después voy a salir campeón con San Lorenzo».
  • «Aproveché la cuarentena para ver algunos partidos de 1995. Jugábamos realmente muy bien. Del medio para arriba, teníamos unos jugadores increíbles. Y la mitad de la cancha era fantástica: el Diablo Monserrat llegaba al área rival como un delantero y Netto era un volante mixto, con una pegada impresionante. Galetto era crack, de los mejores jugadores con los que compartí equipo. Vos le dabas la pelota y sabías que el Conde no la perdía. ¡Qué jugador, por favor!» (Oscar Ruggeri, líder y referente del Campeón 1995)
CAUDILLO Y LÍDER. Oscar Ruggeri eligió a San Lorenzo porque le gustaban su hinchada y cómo acompañaban al equipo. Y él les entregó sus últimos años como futbolista con un rendimiento superlativo y un título inolvidable. Los hinchas lo llevaron en andas en la fiesta de Rosario.

El Bambino Veira comenzó su tercer ciclo como entrenador en San Lorenzo en 1992, con la idea fija de volver a ser campeones. En el momento de la asunción, el Ciclón llevaba 18 años sin ser campeón. El Bambino conocía al presidente Miele. Lo había sufrido cuando terminar la cancha de la avenida Perito Moreno era una obsesión, se llevaba todo el dinero y en el club no quedaba ni para pagarle al portero. En 1992, ya San Lorenzo estaba encaminado con la terminación del estadio y las cosas empezaban a enderezarse. Además, Veira tenía una sensibilidad especial para elegir jugadores que le rindieran al máximo.

  • «El Bambino era muy intuitivo, tenía una gran lectura del juego. Hacíamos un 4-3-1-2. Los centrales eran Arévalo y Ruggeri y los laterales, Roly Escudero y yo. La diferencia entre Roly y yo era que, como el Diablo Monserrat cubría la banda y era un jugador de ataque, Roly tenía menos libertad que yo para irse. Galetto y Netto se ocupaban del juego interior y, salvo que Silas se tirara a la izquierda, yo tenía toda la banda para irme arriba. Los dos delanteros jugaban dentro del área. De mis escaladas al ataque, recuerdo la del gol a Independiente y uno de los goles a Huracán. En ambas ocasiones, definió el Pampa Biaggio. Era un muy buen equipo». (Damián Manusovich)
DESBORDE DE MANUSOVICH, GOL DE BIAGGIO. Manusovich tenía más libertades que Escudero, a la hora de pasar a posiciones de ataque. Lo hacía bien, con sentido de la oportunidad, como en el gol de la victoria frente a Independiente, en Avellaneda.

El equipo del 95 no nació de un día para el otro. Se fue armando en esos años de trabajo del Bambino y las llegadas de Ruggeri y Silas en 1994 le dieron un salto de calidad. Eso se notó claramente en los torneos de ese año. En el Clausura, San Lorenzo terminó tercero, a solo 3 puntos de Independiente, el Campeón, cuya única derrota se la infligió el cuadro del Bambino. Del Apertura 1994, el que River ganó invicto, San Lorenzo fue subcampeón. El equipo estaba a la altura. Iba mostrando crecimientos importantes, venía arañando la gloria. Necesitaba un plus, una mayor eficacia en partidos que dominaba con la facilidad que le permitían los estupendos jugadores que tenía.

  • «No me preocupaba jugar en la Argentina. Jugué en el sur de Brasil y en Uruguay. Incluso, como jugador de la Selección de Brasil enfrenté muchas veces a Argentina y a otros equipo sudamericanos. Sabía perfectamente a dónde iba y cuáles eran las dificultades. Esos años de San Lorenzo fueron maravillosos. El Bambino me recibió muy bien , potenció mis cualidades y mis compañeros siempre me respetaron mucho. Tal vez, todas estas razones juntas me dieron la tranquilidad necesaria para que todo saliera tan bien» (Paulo Silas)
DEBUT A LO GRANDE. Gol de Silas a Boca, el día de su debut con la camiseta de San Lorenzo, en 1994.
EL MEJOR DE TODOS. Silas dice que este (a River en el Monumentnal, en 1994) fue el gol más lindo que hizo en su vida. San Lorenzo lo trajo en 1994 para reemplazar a Pipo Gorosito y el brasileño respondió con un fútbol de altísimo nivel.

Tal vez, el hecho de que Silas estuviera tan asentado, tan adaptado al fútbol argentino y de que Ruggeri siguiera motivado como un pibe, aún después de jugar su tercer Mundial, hicieron de San Lorenzo una fuerza similar a los grandes equipos de su historia. Estos futbolistas llevaban una mochila pesada, que era la de sacar al club de un letargo de 21 años. No era fácil jugar con esa carga. En su momento, River llegó a 18 años sin títulos locales, Boca a 11, Independiente lleva 18, Racing pasó 35. La camiseta de un club grande, en esas circunstancias, es muy pesada.

Como todo hay que analizarlo dentro de su contexto, pensemos el fútbol argentino de 1994/1995 y cuáles eran los competidores de San Lorenzo.

  • River: Venía de ganar invicto el Apertura de 1994. Si bien estaba en una transición por la ida de Passarella y Gallego a la Selección Argentina, tenía un plantel fantástico.
  • Boca: Hasta diciembre de 1994, el DT era Menotti. Ese equipo fue finalista de la Supercopa y la perdió con Independiente. En 1995, con un gran plantel al que en octubre se sumaría Maradona, estuvo en la pelea.
  • Independiente: Ganó el Clausura 94 con un equipo estupendo y, de ahí, no paró hasta conseguir la Supercopa de ese año superando a Boca en dos finales inolvidables. En 1995, cambió al DT (se fue Brindisi, llegó Miguel Angel López), pero, sin embargo, se las ingenió para ganarle la Recopa Sudamericana al Velez de Bianchi y nuevamente la Supercopa, ahora superando al Flamengo en el Maracaná.
  • Vélez: En los 90, Velez tuvo equipos que fueron lo mejor de su historia. En 1994, le ganó la Libertadores al São Paulo de Telé Santana y la Intercontinental al Milan de Fabio Capello. Era un equipo extraordinario que, incluso, casi le arruina el campeonato a San Lorenzo, ganándole en la antepenúltima fecha y relegándolo al segundo puesto.
  • Huracán: En el Clausura de 1994, el Globo le peleó el campeonato al Independiente de Brindisi hasta la última fecha y logró mantener un buen plantel durante bastante tiempo, gracias a un estupendo trabajo de Héctor Cúper.
  • Gimnasia: Carlos Timoteo Griguol mejoró al extremo la base de los primeros años de la década del 90, cuando hubo buenas labores de Carlos Ramacciotti y Gregorio Pérez en Primera y un fructífero semillero que incluyó, por supuesto, a los Barros Schelotto. El Lobo llegó a la última fecha como líder, pero no soportó la presión, hizo un muy mal partido con Independiente y perdió todo. El Viejo Timoteo logró sostenerlo arriba y casi gana uno de los torneos de 1996, año del histórico 6-0 a Boca en la Bombonera.
EL CAPITÁN. Oscar Fernando Passet fue el arquero de San Lorenzo entre 1992 y 1999. Heredó la cinta de Pipo Gorosito y nunca la dejó hasta su salida del club. El Flaco fue un muy buen arquero. Sus compañeros vivían tranquilos con él cuidando el arco. Fue clave en la campaña.

Como se ve, la empresa no era fácil. La historia, el peso de la camiseta, los años de sequía y rivales de notable jerarquía necesitaban de un proyecto bien enfocado. Para llegar a la cima, el San Lorenzo del Clausura 1995 debía ser un muy buen equipo y tener mucho temple para sostenerse en lo más alto.

  • «Es difícil predecir cosas en el fútbol, pero se veía que algo bueno estaba por pasar. Vivimos varias cosas desde el 92, cuando llegué yo y asumió el Bambino. Participamos de la inauguración de la cancha en 1993 y, en 1994, anduvimos cerca en los dos torneos. Había que ganar un campeonato. En la parte institucional, las cosas se iban acomodando, faltaba lo deportivo. Creo que el Clausura 95 lo ganamos con justicia, pese a que tuvimos un comienzo raro y un final muy apretado. San Lorenzo jugaba realmente bien, era un equipo de excelentes jugadores, nadie nos superó. Ni siquiera nos superó Vélez, en el partido que perdimos faltando dos fechas». (Oscar Passet, arquero y capitán de San Lorenzo entre 1992 y 1999).
  • «Este equipo empezó a armarse en el 94. No fuimos campeones porque perdimos dos partidos insólitos en las fechas finales, pero en el 95 ya veíamos que el equipo ya estaba armado. Llegaron jugadores importantes en esos años: Passet, Silas, Ruggeri, el Gallego González. Ellos y los que estábamos empezamos a creer en la idea de que podíamos ser campeones, algo que San Lorenzo no conseguía hacía muchos años. Empezamos empatando en casa con Gimnasia y después perdimos feo con Argentinos, pero el equipo estaba, veíamos que podía funcionar. La gente presionaba mucho por el tema del campeonato y los años que San Lorenzo llevaba sin dar una vuelta olímpica, pero creo que logramos que nos jugara a favor. La gente acompañaba muchísimo» (Claudio Biaggio, goleador del equipo con 9 goles)
EL GOLEADOR. El Pampa Biaggio llegó a San Lorenzo para reemplazar, nada menos, que al Beto Acosta. Sus goles en partidos importantes fueron fundamentales para armar la campaña que terminó con la inolvidable vuelta olímpica en Rosario.

Es complicado establecer cuándo San Lorenzo empezó a hacerse de este título fundamental en su historia, según podemos ver hoy. Es cierto que arrancó el torneo con dos actuaciones muy pobres (1-1 con Gimnasia, 0-2 con Argentinos), no sería exacto hablar de «una remontada fenomenal». El título del 95 fue la coronación de un ciclo que, aún con altibajos, podría tener un comienzo en 1992. En ese año, se fueron nada menos que Pipo Gorosito y el Beto Acosta y el club tuvo que salir a buscar reemplazos. Los encontró recién un año y medio más tarde en Paulo Silas, un excelente sucesor de Pipo y en una dupla de delanteros que dieron un gran resultado: el Pampa Biaggio y el Gallego Gonzalez. En el Clausura 95, Biaggio hizo goles en todos los clásicos (San Lorenzo les ganó a Independiente, Racing, Boca y Huracán, perdió con River) y el Gallego González hizo goles definitorios, como el de Belgrano y el último, a Rosario Central. De todos modos, como contará en las próximas líneas, las cosas no fueron fáciles para el Gallego…

  • «Mi carrera fue siempre igual: jugaba cuando hacía goles. Era muy sacrificado, trabajaba mucho por el equipo, pero si no hacía goles, no me iba contento, no disfrutaba. En San Lorenzo había delanteros importantes, como el Perro Arbarello, el Pampa Biaggio y el Negro Bennet. Siempre quería ser titular y me entrenaba a morir para eso. Y cuando no jugaba respetaba al compañero, no boconeaba, no tiraba bombas. Pero me fue muy bien: sin jugar como titular la mayoría de los partidos, hice 8 goles, apenas uno menos que Biaggio»
  • «Antes del partido con Belgrano, con mi viejo muy enfermo, me fui a concentrar sabiendo que no jugaba. Durante la madrugada, me avisaron que había fallecido. No había pegado un ojo en toda la noche , pero le pedí al Bambino que me dejara despedir a mi papá dentro de la cancha. Entré y mi viejo me ayudó a meter el gol faltando 5 minutos. En Rosario, lo mismo. Hice dos goles de cabeza. Mi papá saltó conmigo. Fui muy feliz en ese club y nos juramos amor eterno desde que, en el momento más triste, me cantaron ‘Gallego/querido/Boedo está contigo’«.
  • «Cuando el Bambino me dijo que iba al banco en Rosario, lo quería matar. Me explicó, me hizo todo el chamuyo que te hacen los entrenadores cuando no te ponen, pero no había manera de conformarme. Es más, en la cena de la noche anterior, se sentó de espaldas a mí para no mirarme jajajaja…»
  • «El Bambino se mandó otra que pocos saben. Cuando hice el gol a Rosario Central que nos daba el campeonato, creyó que el gol lo había hecho Biaggio, que saltó conmigo. Salió del banco llorando y decía ‘Pampa, Pampa…’ Yo pensaba: ‘H… de p…, no me pusiste, te salvé ¿y ahora decís Pampa, Pampa?’ jajajaja Lo quería matar. ‘Noooo, le decía al Pampa que no saliera, porque le dolía un poco la pierna’, me dijo el Bambino. jajajajaja… Qué mentiroso, jajajaja. Me encanta recordar este título, es uno de los momentos más felices de mi vida». (Esteban Fernando González, el Gallego, 8 goles en el torneo, autor del gol decisivo contra Rosario Central, llegado a San Lorenzo en 1994 desde Velez, en trueque por Flavio Zandoná)
«SALTÉ CON MI VIEJO». Así sintió el Gallego González su impulso para cabecear y ganar en las alturas, con el Pampa Biaggio delante y Lussenhoff perdiendo. Esa presencia de Biaggio hizo que el Bambino Veira pensara que era el autor del gol. La anécdota que cuenta el Gallego González es desopilante.
PARA EL VIEJO. EL Gallego González había perdido a su padre en la madrugada previa y estaba sin dormir. Pese a esto, le pidió a Veira que lo llevara al banco, que el papá lo hubiese querido así. Entró y definió el partido faltando 5 minutos.
EL GOL DEL CAMPEONATO. El Gallego González estaba fastidiado porque no fue titular, pero entró y metió el gol indispensable para que San Lorenzo fuera campeón después de 21 años.
  • «Cada vez que me cruzo al Gallego González, lo abrazo y le agradezco que haya hecho el gol que nos permitió ser campeones. El penal que erré en Rosario fue terrible, quería hacer un pozo en el punto penal y que me enterraran ahí, en la cancha de Central. Menos mal que ganamos..». (Carlos Javier Netto, volante, dueño de una gran pegada y notable capacidad para el ida y vuelta. Marró un penal en el último partido, cuando todavía estaba 0-0).

Hacer el recorrido fecha por fecha sería tedioso y repetido. Incluso, sería tedioso y repetido caminar por el recuerdo de los momentos previos a la definición entre Gimnasia y San Lorenzo. En términos históricos, ese final de torneo fue una reivindicación de un fútbol argentino que no siempre necesitaba de Boca y River para festejar algo grande y de la llegada de dos equipos muy necesitados de ganar un torneo local para convertirlos en inolvidables y, por qué no, en el punto de partida para un futuro mejor. Gimnasia apenas había festejado una Copa Centenario en 1991, si de profesionalismo hablamos. San Lorenzo, como quedó dicho, no daba una vuelta olímpica en Primera División desde 1974.

Por eso, nos paramos en el significado de este título, imprescindible en la historia de San Lorenzo. De cómo se consiguió y de cómo formaba y jugaba, se ocuparon de contárnoslo generosamente algunos de los protagonistas esenciales de ese equipo. Aquí lo importante es ver qué hizo San Lorenzo con ese logro, de qué le sirvió. Los logros deben ser acompañados por buenas gestiones de los planteles y de la economía, algo que, aunque con altibajos, San Lorenzo hizo la mayor parte del tiempo. Uno puede discutir decisiones políticas, puede estar o no de acuerdo con gobiernos que tienen las instituciones, pero las visiones de la historia deben verse y pensarse en el momento, pero verlas en perspectiva, a través del tiempo.

Durante estos 25 años, después del título del Clausura 1995, San Lorenzo se recompuso. Recomponerse no significa ganar todos los partidos o ser campeón siempre. Ni siquiera significa tener buenos equipos o buenos momentos cada temporada. De hecho, en 2012, San Lorenzo estuvo a punto de descender y, luego, debió jugar una Promoción para no hacerlo.

Recomponerse significa volver a estar a la altura, tener de nuevo un estadio digno de un grande, pelear y lograr la recuperación de los terrenos de la avenida La Plata (los que perdió a precio vil en 1979), lograr 3 títulos nacionales más (Clausuras 2001 y 2007, Inicial 2013) y saldar una vieja deuda con el plano internacional que venía desde 1960, ganando la Copa Mercosur en 2001, la Sudamericana en 2002 y la Copa Libertadores en 2014.

UN GRAN CAMPEÓN. En este grito del Gallego González, en la histórica noche rosarina del 25 de junio de 1995 está sintetizado todo lo que el Ciclón se jugaba en este título. Atrás, quedaban la pérdida del Gasómetro de Avenida La Plata, el descenso, la peregrinación por otros estadios, las burlas de los rivales, las duchas con agua mineral, las deudas impagas. Empezaba otro tiempo, un tiempo más acorde con la grandeza que merece la camiseta azulgrana.

Hay que poner a San Lorenzo Campeón del Torneo Clausura 1995 en su justo lugar. Hubo un grupo estupendo de jugadores a los que tuve el privilegio de acompañar en casi todo su recorrido que jamás perdieron la brújula, que nunca miraron de costado a nadie y para los cuales, cada partido era la final de un Mundial. Estaban convencidos de que ser campeones en un club grande y en la situación en la que estaba San Lorenzo en ese tiempo, los iba a inmortalizar, como son inmortales los del amateurismo, los del 33, los del 46, los del 59, los Matadores, los Bicampeones del 72 y los de Zubeldía, Scotta y el Negro Ortiz del 74.

Y ahí están, inolvidables, felices de haberle devuelto a San Lorenzo la dignidad que alguna vez perdió.

La historia los saluda y los abraza.

https://www.bdfa.com.ar/campeones-nacionales-1995-Clausura-San-Lorenzo-87.html

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