«El equipo jugó muy bien», dijo el Tata Martino en cuanto dejó el vestuario de Old Trafford. Quedaban atrás más de diez días de vivir en Inglaterra con el grupo de jugadores que él eligió para esta gira de la Selección. «yo creo que en la primera media hora de partido (vs. Portugal), presionamos bien arriba, los encerramos, recuperamos rápido y adelante y generemos dos o tres situaciones de gol muy claras. Lástima que perdimos al final». Una pena, realmente. No está bueno perder y, mucho menos sobre la hora. Pero el resultado no es relevante si tenemos en cuenta todo lo que Martino vino diciendo en todos estos días, en on y en off, sobre el armado de un plantel primero, y del equipo, después.
Acá está el punto. Quedó la idea de que el equipo que empezó el partido contra Portugal sería el titular, haciéndole putuales modificaciones. El arquero titular es Romero, no quedan dudas, pese a esta prueba de Guzmán en un momento tan inoportuno que le impidió a Chiquito festejar la misma cantidad de partidos que Fillol. «Me enteré hoy», se disculpó el técnico ante quienes lo quisieran escuchar y, sobre todo, a quienes le quisieran creer. Prefirió ver a su arquero fetiche, el Patón, pero privó al arquero subcampeón del mundo de jugar un partido muy especial. Le faltó muñeca o sensibilidad, quizás. Romero había hablado de este tema toda la previa, Fillol declaró que le hubiese gustado estar para darle un abrazo… Resulta difícil creerle que no lo sabía. Volviendo al tema, el arquero titular es Chiquito. Zabaleta es el lateral derecho, no Roncaglia, que hizo un trabajo interesante en la noche de Manchester.
Uno supone que Martino, en condiciones normales, mantendrá a Marcos Rojo como lateral izquierdo, pero fue muy bueno lo del Colorado Ansaldi, más en el segundo partido que en el primero. Ansaldi es, claramente, mejor con la pelota y al ataque que esperando rivales por su sector. Es un típico jugador de su puesto y de esta época: buen ir, no tan buen venir. Contra Croacia sufrió porque el equipo de la camiseta a cuadros le metió constantemente un jugador a la espalda. Portugal no lo hizo. Danny estuvo referido al medio y Cristiano Ronaldo anduvo más por la izquierda que por la derecha. Ansaldi fue imparable para el volante de ese lado, André Gomes. Y no fue y «tiró el centro». La más de las veces frenó, miró y tocó. Fue uno de los puntos más altos de ese lapso en el que el partido fue partido.
Otro punto fundamental fue el regreso a los once titulares de Lucas Biglia. «Conoce a Mascherano de memoria, nos arregla muchos problemas», reconoció el DT después de Portugal. Pero también lo hizo antes y muchas veces. Biglia es un volante mixto, recuperador y guapo, pero, a la vez, tiene una nivel técnico que le permite, por ejemplo, poner una deliciosa pelota de gol en el primer tiempo como la que le puso al mismísimo Messi, dejándolo mano a mano con el arquero Beto. El jugador de la Lazio es el líder de la presión. Es el líder de la ejecución de esa presión. El líder intelectual es Mascherano o, en su defecto, el grito que se escucha es el de Demichelis. Pero casi siempre el que pone el físico para encabezarla es Biglia. Él y Pastore cambiaron radicalmente el funcionamiento del equipo. Obviamente, de manera distinta.
Pastore fue muy pedido por el público en un tiempo. Tiene el «physique du rol» para que así sea. Es alto, flaco, fue el mejor jugador por escándalo del Huracán de Cappa que casi gana el Clausura 2009 y tiene una forma de caminar, correr y jugar que es muy estética. No importa que nunca hasta ahora le haya entregado a la Selección lo que quienes lo piden suponen que debería entregar. Lo convocaron todos los técnicos desde Maradona hasta acá. Todos lo pusieron y después lo sacaron, incluso Sabella. La gente dice que debe jugar de «enganche», pero Pastore no es «enganche». En su club juega en un costado. A Martino le encanta y hace bien. Esta versión del ex Huracán es mejor que las anteriores y sigue teniendo esa técnica y esa manera de jugar tan atractiva para cualquier futbolero que se precie de tal y en cualquier lugar del mundo. Se ganó varias ovaciones y aplausos en ese lapso de media hora argentina. El Flaco tocó, buscó, la pidió, asistió, cambió de frente, metió pases profundos, ralentó o aceleró los tiempos cuando el equipo lo necesitó. Jugó una media hora fantástica. Ojalá que siga en ese nivel. Es un jugador que podría darle al equipo el toque preciso y claro que necesita esta idea de posesión. El Tata lo tiene «ahí», se muere de ganas de darle una titularidad (tan relativa en Selecciones) porque es un jugador por el que siente debilidad, aunque no lo diga.
Higuaín quedó a contramano del resto y Di María, más allá de errar un gol desde una posición muy favorable cuando el partido recién comenzaba, no tuvo influencia. Ni siquiera la tuvo con el excelente trabajo ya mencionado de Pastore, alguien que pudo haber sido su socio y que, de hecho, lo intentó.
Messi hizo una buena gira. La noche del Este de Londres, tras la victoria 2-1 ante Croacia, Martino fue contundente: «El mejor jugador del partido fue Messi, sin dudas. Jugó excelente». Tiene razón, fue un Messi fascinante. Anoche, lo apretaron un poco más. Portugal, inteligentemente, trató por todos los medios de impedirle que haga la diagonal cuando tomó la pelota. Sin embargo, Messi es incontenible per sé, pero lo es más aún si está bien acompañado. La maravillosa pared que tiró con Biglia la tiró porque el cuadro portugués salió a ahogarlo con una marca terrible de Bruno Alves, Tiago Gomes y el otro Tiago. Los tres lo encerraron y Biglia le sirvió de desahogo. Leo le marcó el pase con una claridad y una sabiduría notables. El resto, lo hizo la técnica ya mencionada de Biglia.
Cuando desde el descanso llegaron caras nuevas en Portugal primero y en Argentina después, se nos terminó el partido. Era el desafío de Messi y Cristiano y Messi y Cristiano se habían quedado en el vestuario. El resto fue un decorado, un partido al que no levantó la entrada de Tévez, ni nada ni nadie. Ni siquiera la maravilla del estadio del Manchester nos sacó la depresión que nos dio quedarnos sin los astros tan temprano. Argentina había entregado una media hora buena, tirando a muy buena. Quedaba mucho hilo en el carretel. Pero los técnicos tuvieron la misma idea de cuidar a sus figuras máximas, los sacaron y el partido, entonces, sólo les sirvió a ellos. Que no es poco, claro está. Pero nos retacearon el placer de ver en la misma cancha a los dos mejores jugadores del planeta. Los demás, empezamos a recorrer en la memoria los días que pasamos en Inglaterra junto a la Selección y haciendo depósito de todo lo que hay para contar y mostrar.
La gira terminó cuarenta y cinco minutos antes de lo previsto.
https://www.youtube.com/watch?v=tyiXQnrDyhU
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