La vida del arquero suele ser dura. Se puede conceptualizar esta idea a partir de ciertos clichés —“si se equivoca el arquero es gol”, por ejemplo– o desde la explicación puntual de lo que pasa desde que Agustín Orión está pagando las 4 fechas de suspensión que el Tribunal de Disciplina le dio cuando ocurrió el tremendo choque que dejó como secuela la fractura de tibia y peroné de Carlos Bueno, durante le partido que San Martín de San Juan y Boca empataron 1-1 el 22 de marzo.
Lo primero que tiene que quedar claro es que el Vasco Arruabarrena resolvió que Orión vuelva al arco de Boca apenas su inhibición finalice. Esta decisión es cuestionada por varios periodistas de gran influencia riquelmeana, otros desde la más absoluta honestidad intelectual y muchos por algo que dijo el DT xeneize en su última conferencia de prensa: “Agustín genera amores y odios”.
Este último punto, el de los amores y los odios, tiene una gran significancia y es casi la única razón por la que se discute con algún viso de seriedad la titularidad del arco de Boca en los medios. Esto no implica desconocer las condiciones de Guillermo Sara, el convidado de piedra. El ex arquero de Atlético de Rafaela tuvo una destacadísima actuación en su club de origen que le permitió un excelente salto al Betis. En el club sevillano jugó 19 partidos (15 de Liga, 2 en Copa del Rey y 2 en Europa League, casi todos ellos en 2013), pero después perdió el puesto con Antonio Adán y ya no lo recuperaría. Sara regresó a la Argentina porque no jugaba y tras casi un año de inactividad. Boca le abrió las puertas porque, con respecto a Trípodi, era un salto de calidad. Pero de ningún modo esto representa la disputa del puesto con Orión. Si algo estuvo claro siempre, es que Orión es el titular y Sara el suplente. Aún está claro eso hoy, cuando la trayectoria de Orión está siendo olvidada o salteada deliberadamente y sin desconocer que la cobertura del puesto que hizo Sara fue excelente. Pero el dueño del arco de Boca es Agustín Orión. Y está bien que así sea.
Por primera vez, Orión fue expulsado de un campo de juego en la segunda fecha del Torneo Julio Humberto Grondona, en la cancha de Temperley. Esa noche, el arquero había salvado dos veces a Boca de una caída segura y venía sosteniendo a su equipo, que jugaba un fútbol muy vertical y de poca contracción a la marca. Pero vino un córner, una provocación de Dinenno y una reacción, impropia de un futbolista de tanta experiencia. De todos modos, el árbitro Fernando Rapallini cometió la torpeza de expulsar a un futbolista por lo que supuso que pasó y no por la realidad. Cuando pasó lo de Orión y Bueno, esta jugada la cargaron en la cuenta del arquero y le contaron hasta una pelea que tuvo en la tribuna de la cancha de Lanús una tarde en la que fue a ver a su querido Midland contra Berazategui. Con el correr del tiempo, y después de ver una y mil veces la jugada con Carlos Bueno, queda descartada la “plancha criminal” con que algunos medios calificaron la jugada. También es claro que Orión no tuvo la mínima intención de provocarle una lesión a Bueno. Es más, da la sensación de que el delantero dejó la pierna para provocar una falta y el consiguiente penal (sin saber, acaso, que todavía no estaba dentro del área) y que esto, sumado a la fuerza en la salida de Orión, dio como resultado la fractura.
Además de esta cuestión, el árbitro Loustau le dijo a Orión que se quedara tranquilo, que vio todo y que sabía que no había mala intención. Sin embargo, en el informe puso “malintencionadamente” y por eso, el arquero recibió 3 fechas de suspensión más una por reincidencia, no por reincidente en la lesión sino porque era su segunda expulsión en el torneo. Volvemos aquí al concepto del comienzo: Orión, como pudo, evitó un gol contra Boca y una posible derrota. Las consecuencias del choque fueron serias, pero de ningún modo, Orión debe perder el puesto por esto.
Orión lleva jugados 28 partidos en Copa Libertadores para Boca, uno más que Oscar Córdoba. Y si le contamos los que jugó en San Lorenzo (16) y Estudiantes (18), la suma se irá hasta 62 partidos, 5 más que el Pato Abbondanzieri. Después de Rogerio Ceni, es el arquero que más partidos de Copa jugó de todos los que están participando en el certamen actual, fue elegido como unos de los tres arqueros de la Selección Argentina que llegó a la final del Mundial 2014. Cualquiera podría decir “son sólo números” o “en el Mundial no jugó”, pero basta con conocer algo de este juego y sus intrigas como para saber que todo esto que logró el arquero de Boca no es para cualquiera. Y su carácter muchas veces cuestionado, también es una ficha a su favor cuando se trata de sostener un resultado o enfriar una situación complicada. Orión no es Fillol, en cuanto a atajadas milagrosas. Es otro tipo de arquero. Orión ataja con la posición. Tiene un importante entrenamiento de piernas y una gran agilidad. Pero esto lo hace llegar con cierta facilidad a lugares complicados y es ahí donde se ganó la preferencia de tipos tan diferentes como Ramón Díaz, Sabella o el Vasco Arruabarrena.
Hay otra cuestión muy importante que es la interna. Si a Arruabarrena se le ocurriera cambiar al arquero en este momento –con todo lo que tiene de particular un cambio de arquero– el mensaje hacia el grupo no sería el ideal. Si un jugador que deja la piel por el equipo, al límite de una expulsión, es suspendido y el DT aprovecha ese parate para cambiarlo, entonces la confianza se quiebra porque la señal del conductor hacia adentro –mucho más importante que la que se da hacia afuera– sería vaporosa. Los mensajes del conductor del grupo deben ser claros, sobre todo cuando se trata de la continuidad o no entre los once de un referente del equipo. Sara jugó 10 partidos y le metieron 2 goles. Su actuación fue acorde con el estupendo arquero que vimos todos en Atlético de Rafaela. Pero Orión es otra cosa. Aquí van a ver tres cuestionadas reacciones antes tres goles de River, pero eso, en lo macro, significa poco. Algunos hablan de que “ataja mal en los clásicos” y no es exacto. Orión es un arquero con la suficiente capacidad y trayectoria como para superar momentos difíciles. Sabe que, a partir de ahora, la lupa tendrá un aumento mayor sobre sus capacidades y que cada gol que le hagan será una eterna disputa para saber si estuvo bien o no.
Arruabarrena ya decidió que juegue Agustín Orión. Lo decidió el mismo día que puso a Sara para reemplazar al ex arquero de San Lorenzo y Estudiantes, lo supo desde siempre. En la cabeza rubia del entrenador xeneize, siempre su mejor Boca, su cuadro ideal, empezó con la palabra “Orión”.
Y está bien que así sea. El arquero de Boca debe ser Orión. Por mucho tiempo, si fuera posible. Porque se lo ganó en la cancha, que es donde se ganan y se pierden los derechos y las atribuciones.
ESTADÍSTICAS: Silvio Maverino. @mavegol
https://www.youtube.com/watch?v=DJvoBhRtIBQ
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¡Que gran nota sobre Orión! Orión tiene que retirarse en Boca. Ojala no se deje influenciar por la critica de los que ven fútbol con un solo ojo.