Fernando Ezequiel Cavenaghi está excedido de peso. Basta con verlo y prestar atención a su festejo en cuero, revoleando la camiseta alternativa con la que River goleó a Banfield 4-1. El Torito tuvo varias luchas en este último año. Una, fue contra una horrible y dolorosa lesión en su pie derecho que le generó un dolor al límite de lo soportable en los finales del Final 2014, cuando el cuadro millonario lo necesitaba para obtener su primer título desde el regreso a Primera División. La otra, es contra su tendencia a engordar, situación que le valió el apodo de «Gordo» con el que muchos de sus allegados más cercanos aún lo llaman.
Sin dudas, en el fútbol profesional esto es una desventaja. Por supuesto que la técnica sigue teniendo preponderancia –Cavenaghi y su subsistencia son una prueba de ello– y que los mejores jugadores lo serán aunque todo a su alrededor se mueva a la velocidad de autos de Fórmula Uno, pero el físico tiene una importancia vital. El mismísimo Messi debió meterse en un gimnasio y trabajar su tronco superior para que sus rivales más fuertes no le impusieran la rudeza y le ganaran. Fernando Cavenaghi es un delantero con estupendas cualidades técnicas y esto lo ayuda en momentos en los que todos creemos que flaqueará o que será fácilmente neutralizado por forzosos zagueros.
Y lo ayuda de tal modo, que nos obliga a discutir, por primera vez en casi un año de trabajo de Marcelo Gallardo como entrenador de River, si Cavenaghi no debería tener un sitio obligado entre los once millonarios que se preparan para el triple Superclásico. Hay otro factor que empuja, al menos, al debate: la caída del nivel de Teo Gutiérrez. Es cierto que el colombiano fue determinante en el milagroso empate de River en Monterrey, cuando todo parecía perdido. También es real que Teo ha sacado a River de algunos problemas en momentos críticos, pero si uno repasa, por ejemplo, el partido con Juan Aurich en el Monumental o algunos partidos del año pasado, se encontrará con que su temple, a la hora de rematar la jugada, no siempre es el mejor ni tampoco elige siempre la mejor opción de resolución. Aquí es donde el Torito le saca ventaja. Es muy raro que Cavenaghi no oprima la tecla correcta cuando se planta frente a un arquero adversario.
El partido con Banfield, escala previa a los tres clásicos contra Boca y a uno con Racing metido en el medio de los dos compromisos coperos, instaló la discusión. Seguramente, Gallardo no tiene estas dudas. Lo imagino decidido por Teo Gutiérrez y, de ningún modo –salvo excepciones– tiene en la cabeza una formación en la que convivan Teo – Cavenaghi ni, mucho menos, Mora – Teo – Cavenaghi. La discusión, llegado el caso de que Gallardo se lo planteara, sería Mora – Cavenaghi ó Mora – Teo. A nadie se le ocurriría prescindir de Mora, el mejor delantero que River tuvo en lo que va del 2015. El uruguayo fue el mejor en los peores momentos del cuadro millonario.
¿Debería Gallardo poner a Cavenaghi por Teo o, aunque sea, pensarlo? En términos exclusivamente futbolísticos, es la primera vez en todo su ciclo que Cavenaghi jugó como para pensarlo. Teo no entregó rendimientos confiables y Fernando, en cambio, hizo dos goles contra Banfield como para cerrar un partido que podría haberse complicado. Además, Cavenaghi le lleva una ventaja enorme a todos: la gente lo ama como a ningún otro integrante del plantel. Y esto juega en las cabezas de todos como la gota china que horada la piedra.
Si bien no pasó toda su carrera en River, Cavenaghi le entregó al club varias cosas que la gente atesora en su corazón:
– Fernando Cavenaghi debutó el 11 de febrero de 2001, cuando ingresó por Saviola faltando 7 minutos para el final de la victoria de River 6-2 sobre Estudiantes. El DT era Gallego.
– El primer gol se lo hizo a Guaraní de Paraguay pocos días después del debut: 6 de marzo de 2001. Esa noche, River ganó 4-0.
– El primer gol en torneos locales lo hizo el 11 de abril de 2001, cuando River venció a Argentinos Juniors 3-2 por el Clausura 01.
– En su primera temporada, metió 17 goles en 23 partidos.
– En River, hasta hoy, después del doblete a Banfield (19 de abril de 2015), lleva convertidos 106 goles en 199 partidos jugados con la Banda Roja.
– Se fue de River al Spartak de Moscú a mediados de 2004 (2004 – 2006, 51 partidos, 12 goles). Anduvo por el Bordeaux (2007 – 2010, 105 partidos, 46 goles), Mallorca (2010, 13 partidos, 6 goles) e Internacional de Porto Alegre (2011, 13 partidos, 3 goles).
– En medio de un serio distanciamiento entre su representante Néstor Sívori y el presidente de River, Daniel Passarella, Fernando Cavenaghi aceptó regresar a River para jugar en la B Nacional e intentar devolverle al club la categoría perdida. River logró el objetivo del regreso. Fernando colaboró con 19 goles en 37 partidos. Al término del torneo, Matías Almeyda prescindió de él y generó un enojo que aún perdura. El entonces DT prefirió a David Trezeguet y a Leo Ponzio como líderes del grupo. La relación de Cavenaghi con Trezeguet fue mala desde la llegada del ex Juventus y de convivencia normal y pacífica con Ponzio.
– En 2012, Cavenaghi se fue a jugar al Villarreal, que, al igual que River el año anterior, estaba en Segunda. Estuvo en 19 partidos (no todos como titular) y metió sólo 4 goles. A comienzos del 2013, hizo las valijas y se fue al Pachuca de México. Ahí estuvo hasta fin de ese año. Entre febrero y octubre de 2013, jugó 27 partidos y metió 8 goles.
– Su último regreso a River estuvo directamente ligado a su amistad con Emiliano Díaz y a la decisión de Ramón de prescindir de Trezeguet para volver a darle su lugar al ídolo.
– En 2004, River ganó 1-0 en la Bombonera con un gol de Fernando Cavenaghi. No volvería a triunfar en campo enemigo hasta el regreso del goleador.
Este amor que la gente de River siente por Cavenaghi es el motivo por el cual todos –dirigentes, Francescoli y Gallardo y compañeros– se manejan con sumo cuidado en todo lo que tiene que ver con el ídolo. Uno podría pensar que, si bien hay hechos puntuales que justifican el fuerte vínculo entre los hinchas millonarios y el delantero, hay tipos como el mismo Enzo, el Beto Alonso, Ortega o el mismísimo Labruna que hicieron bastante más que Cavenaghi en términos de rendimiento o muestras de amor por el club como para llevar consigo la categoría de ídolos. Pero estos son otros tiempos, son tiempos de mucha imagen y redes sociales. Y, además, la nueva generaciones de hinchas de River «necesitan» a un ídolo.
River tuvo un bache institucional y deportivo que terminó con el equipo descendiendo. En ese bache, el club no generó indiscutidos. Y fue en ese agujero institucional, en el que Cavenaghi puso la cara y el pecho para estar en River. Sus relaciones internas con Gallardo y Teo, por ejemplo, no son buenas. Cuesta encontrar fotos de Cavenaghi y Gallardo, por ejemplo. Seguramente debe haber, pero fotos de Ramón Díaz y Cavenaghi hay miles, encontradas rápidamente. No es una relación rota, como con Almeyda, pero no hay afecto. Sólo hay profesionalismo. El actual técnico de Banfield, en su momento eligió (a juzgar por rendimiento y resultados, eligió bien) a David Trezeguet para el sprint final hacia el ascenso. Cavenaghi jamás lo digirió y tampoco lo ocultó. «Me hizo la vida imposible. No lo quiero más», le dijo Almeyda a Passarella después del alivio del ascenso. El presidente lo avaló. Hoy es más fácil caerle a Passarella que a Almeyda, pero la decisión fue del DT. Passarella, obviamente, estaba al tanto de todo.
La movida no le salió bien a nadie porque el físico de Trezeguet se deterioró hasta dejarlo al borde del retiro. Y porque cuando se fue Almeyda y llegó Ramón Díaz, todos sabíamos que el tiempo de Trezeguet en River estaba terminado. Con Ramón casi no jugó y terminó yéndose a Newell’s. En cuanto Rodolfo D’Onofrio se hizo cargo del club y, pese al poco margen de maniobra que Ramón Díaz tenía con la supervisión de Francescoli, el riojano trajo a Cavenaghi. La condición de ídolo de Fernando evitó la negativa del nuevo presidente –no iba a cargarse a Cavenaghi o a Ramón Díaz apenas asumido– y así se produjo esta llegada.
Lo demás es conocido. Con su pie derecho yendo directamente a un quirófano, participó del titulo que River ganó a mediados del 2014. Cuando Ramón Díaz pegó un portazo y Fernando se operó (14 de agosto de 2014, Sanatorio Dupuytrén), el panorama cambió radicalmente para el delantero. Dejó de estar en las tapas, sus fotos de campeón empezaron a ocultarse detrás de un River que funcionaba maravillosamente sin él y con un DT nuevo: Marcelo Gallardo.
¿Cómo es la relación de Gallardo y Cavenaghi? Ni por asomo es como al que tenía con Ramón Díaz. En la consideración del entrenador, el Torito es suplente, como lo fue para Almeyda en la segunda rueda del certamen de la B Nacional. Y esto no es algo que Cavenaghi soporte mansamente. Aquella vez, todo terminó muy bien desde lo deportivo –River ascendió–, pero muy mal desde la relación humana. Que Cavenaghi haya sido el único jugador de River que no saludó al DT de Banfield es una señal clara de esto. Con el Muñeco las cosas todavía no llegaron a ese punto, es cierto. Pero Cavenaghi está molesto porque, aún con un pronunciado bajón de Teo Gutiérrez, el DT no le dio la continuidad que pretendía. Más aún: cuando se habló de que se iba a mitad de año o se de que «no llegaron refuerzos», el ídolo se sintió menoscabado. Y esto generó no sólo resquemores con Gallardo, sino también con Francescoli, que le pasó la pelota diciendo que la continuidad de Cavenaghi «depende de él». Todos sabemos que el 9 tiene un salario alto y que los dirigentes, en esta batalla económica, preferirían deshacerse de este contrato y pensar en uno nuevo con un jugador más joven y de rendimiento más confiable.
En medio de esta guerra de egos e intrigas, Cavenaghi mejoró su rendimiento y ahora las cosas no están tan claras como antes. Teo Gutiérrez, salvo los últimos cinco minutos contra Tigres en Monterrey, tuvo una Copa Libertadores muy floja. Y ni siquiera en este contexto, Gallardo pensó en suplirlo por Cavenaghi.
Después de la tarde de los dos goles a Banfield, el espectro se abrió totalmente. La diferencia entre Teo y Cavenaghi ya no es lo que era y Cavenaghi lleva consigo una historia que el colombiano no tiene. Esto lo pone en una situación impensada hace unos meses, justo frente a tres partidos en serie contra Boca.
Gallardo no es un DT de cambiar demasiado. Uno tiende a pensar que seguirá con la dupla Mora – Teo y que Cavenaghi esperará en el banco, en medio de un fastidio que irá creciendo.
Pero las cosas cambiaron. A su irrompible vínculo con los hinchas, Fernando Cavenaghi le agregó goles y un rendimiento aceptable. Son ítems difíciles de esquivar por cualquier entrenador.
Incluso, son difíciles de esquivar por Marcelo Gallardo, el DT del mejor equipo de River de los últimos seis o siete años. Su relación personal con el 9, su plantel «corto», el cuidado de la armonía del plantel, son cuestiones a tener en cuenta todo el tiempo.
Pero el Torito volvió. Y ahora volvió en serio, justo ante Boca.
¿Es la hora de Cavenaghi?
ESTADÍSTICAS: Silvio Maverino (@mavegol)
La verdad chavo , increíble coincido en todo lo que decís , miro todos los días 90 minutos y coincido cada vez que decís que es la primera vez en el año que cavenaghi le pelea el puesto en serio a teo gutierrez , soy incha de river y ojala el cavegol pueda tener una chanse en estos super que se vienen , te mando un abrazo y me encantaria que me mandes un saludo en 90 minutos , te admiro como periodista y sos uno de los mejores que hay en el pais , como tantos otros , ABRAZO .
Fantástico artículo Chavo. Personalmente pienso que la función que cumple Teo no es la misma que la del Torito en la cancha y por eso no son intercambiables. Teo pivotea mejor, asiste mejor y se mueve hacia los costados del área de mejor manera. Por ahí y el Torito define mejor que Teo (al menos últimamente) pero en el esquema del Muñeco el cambio natural viene a ser Mora. Y hoy Mora es irremplazable.
Para mí en la Copa tiene que mantener el equipo, a la final por ahí y le resulta mejor a Cavenaghi entrar cuando el rival ya no está 100% físicamente. Así dio resultado con Banfield.
Muy acertado,y desmenuzado minuciosamente al torito,soy gallina de guayaquil ecuador,lo veo en 90 minutos con tele encendida en mi consultorio,oyendo entre paciente y paciente,sus comentarios con absoluta frontalidad i propia de los tiempos actuales,lo seguire desde ahora en esta web,saludos cordiales, fernando ramirez,neurocirujano