Diego Chavo Fucks

Gracias por estar!

Diego Chavo Fucks

Me llamo Diego Fucks, pero me dicen Chavo. Soy periodista de medios gráficos, radiales y televisivos desde 1982 y mi especialidad es el fútbol. Me encontras en: TELEVISIÓN Conductor de Tarde Redonda por FOX SPORTS de Lunes a Viernes de 17hs a 19hs. Columnista de 90 Minutos de Futbol por FOX SPORTS de Lunes a Viernes de 13 a 15hs RADIO Conductor de Rezo Por Vos de Radio Nacional AM 870 y Nacional Folklorica FM 98.7 de Lunes a Viernes de 9 a 12hs. LIBROS Eliminatorias 98, un camino largo y sinuoso (1997) Editorial Alfaguara El Libro de Boca (1999) Editorial Alfaguara El Libro de River (1999) Editorial Alfaguara Duelo de Guapos (2005) Distal Libros y Pensado Para Televisión. Tévez, La verdadera historia (2016) Ediciones B. Jugados (2000) EUDEBA -coautor- Esta página la he creado para que podamos comunicarnos mas asiduamente, para poder compartir mi trabajo con vos y que podamos, vos y yo, disfrutarlo. Podes opinar, sugerir y hacer consultas desde aquí. ¡Gracias por estar… una vez mas!

CALENDARIO DE EDITORIALES

diciembre 2024
L M X J V S D
 1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
3031  

Visitas

537,753
6 de diciembre de 2024

UN FÚTBOL REPLETO DE MISERABLES

VANGIONI. El lateral izquierdo de River fue uno de los más afectados por la agresión en la manga.
VANGIONI. El lateral izquierdo de River fue uno de los más afectados por la agresión en la manga. Lo que pasó fue un bochorno, aunque nada que no conozcamos ni que no fuera previsible. La sociedad futbolera está muy enferma.

Salí de la Bombonera a las 0.30. Llegué a mi casa a la 1.30. Estaba cansado, abrumado, asqueado. Pero a nadie le importa eso. Es mi trabajo. Me pagan para comentar partidos de fútbol o lo que suceda dentro y fuera. Podría sentarme en mi estudio, como estoy ahora y escupir indignación. «¡Qué barbaridad!», sería un twit que retuitearían las señoras paquetas desde sus supercelulares. «Los inadaptados de siempre», agregaría. Y metería todo en una enorme e imaginaria licuadora. Entre las cosas licuadas, seguramente estarían los pobres (cada vez más pobres) cerebros de quienes asisten al fútbol.

Mi trabajo no es indignarme. Mi trabajo es intentar entender y, después, intentar contar. Mi trabajo es intentar contar desde la neutralidad. El hincha nunca comprenderá esto. Tanto no lo comprende que, en su patética acusación a los periodistas, dicen «vo’ tené que ser objetivo». Y no, no tengo que ser objetivo. Tengo que ser neutral. O sea, mi opinión debe tener, como obligación profesional, equidistancia de los intereses de uno y otro.

PONZIO. Acaso el más afectado. El volante fue alcanzado de lleno por el gas. Le quemó los ojos y buena parte de la espalda.
PONZIO. Acaso el más afectado. El volante fue alcanzado de lleno por el gas. Le quemó los ojos y buena parte de la espalda.

Desde esa equidistancia, es que asistimos en este 14 de mayo –Día del Futbolista– a uno de los mayores dislates de la historia del fútbol argentino. Algunos hinchas de Boca, tirando manotazos finales como un boxeador herido que sabe que su caída es inminente, dicen con candidez que «el gas lo tiró un policía», como si eso fuera todo. «El culpable está filmado, vayan y métanlo preso», braman estúpidamente indignados, como si eso también fuera todo. (Mientras, escucho por la radio a alguien que «explica» que lo que tenían los hinchas no eran bengalas sino «un palito que hace chispas»).

No es todo. Lo que pasó es que hubo una agresión brutal a jugadores del equipo adversario –River, en este caso– en un sitio en el que debe estar protegidos y sin otra compañía que la de algún empleado que abra y cierre la manga. Ni siquiera tendría que haber policías. Sin embargo, algunos piensan que si fue un policía el que lanzó el gas pimienta, Boca no tiene nada que ver. Recuerdo aquí que Boca es el que contrata el servicio, así que es el primer responsable.

El Jefe de Seguridad de Boca se llama Carlos Lucione. Dejó la Policía Federal después de que fuera denunciado por cohecho y enriquecimiento ilícito por la Ex Ministra de Seguridad Nilda Garré. El periodista Mauro Federico, uno de los más serios en temas de política y narcotráfico, cuenta que «en 2008, Lucioni adquirió una tremenda casa de 1100 metros cuadrados en Cariló por la insólita suma de 219.000 pesos». Estos datos sirven para decorar la «trayectoria» del personaje en cuestión y para que sepamos en manos de quién está algo tan delicado como la seguridad de un estadio. Reemplazó a Carlos Stornelli, ex Fiscal de la Nación, quien tenía fluídos contactos con Rafa di Zeo.

La seguridad que se vio vulnerada en todas sus formas, empezando por las amenazas previas y algunos avisos de que «el partido no va a terminar». De la relación «Seguridad – Barras» y de los contactos del ex comisario Lucione con la barra hablaremos otro día.

La policía es otro foco de conflicto. ¿Por qué disminuyó la asistencia de público a los estadios –recordemos que no van más los hinchas visitantes–  y la cantidad de efectivos por partido no se redujo en la misma proporción? Las fuerzas de seguridad hicieron un gran negocio de lo que el lugar común llama «violencia en el fútbol». Había 1.300 efectivos en el estadio. Una gran cantidad de ellos veía el desaguisado que estaba ocurriendo dentro del campo desde las plateas. Algunos, cómodamente sentados.

El presidente Daniel Angelici está desbordado, metido en una batalla que mezcla la política interna y la nacional. Cuando habla de las barras, lo hace como si no existieran o con demasiada liviandad. Boca es uno de los clubes con mayor conflicto de barras que tiene el fútbol argentino. No hay dirigente que esté libre de culpa y cargo, en este aspecto. Y si, además, en lugar de reconocer el cáncer, se lo incluye en la pelea por el poder, las cosas no encontrarán solución.

EGOISMO. La actitud de Arruabarrena y los jugadores de Boca jamás fue de compromiso con la agresión sufrida por sus colegas. Su intención, todo el tiempo, fue la de reanudar el partido a como diera lugar. Fue una actitud patética, a tono con lo que se vivió.
EGOISMO. La actitud de Arruabarrena y los jugadores de Boca jamás fue de compromiso con la agresión sufrida por sus colegas. Su intención, todo el tiempo, fue la de reanudar el partido a como diera lugar. Fue una actitud patética, a tono con lo que se vivió.

Los jugadores y el entrenador de Boca, mientras tanto, demostraron que el futbolista actual no tiene a la solidaridad como su característica más saliente. Era muy claro que los futbolistas de River no estaban fingiendo. Los ojos y la espalda de Ponzio, el ojo derecho de Funes Mori, la cara de pibe aterrado de Kranevitter, la desesperación de Vangioni por recuperar su visión, son imágenes imposibles de simular. La pose tribunera de pararse como para jugar y el saludo final a la barra son conductas que repugnan con sólo recordar las 2hs15min que todos estuvieron dentro del campo esperando que 3 ó 4 mil personas (no la barra, en este caso) dejaran de arrojar botellas contra la humanidad de los jugadores y el técnico de River para poder irnos todos a casa a quitarnos parte de este bochorno de encima.

Los hinchas que aprobaron esta situación –todos los que arrojaron botellas y el par de imbéciles que hicieron volar un drone con el «Fantasma de la B» en medio de la locura son cómplices– son más de lo mismo. El intendente de La Plata Pablo Bruera insultando al racimo de futbolistas de River que esperaba una definición que se demoraba ridículamente, es más de lo mismo. Y todo esto ocurría mientras un señor de la CONMEBOL hablaba por teléfono para saber a que ómnibus debía subirse y el árbitro Darío Herrera quería jugar para evitarse males mayores que perjudicaran su carrera.

Lo que pasó no es más que una foto de lo que el fútbol argentino es hoy. Las apretadas en el túnel ya no ocurren ni en el ascenso, pero la intolerancia, la burla al rival por encima del aliento a los propios, futbolistas que sólo piensan en el dinero y en los problemas que tendrían por no pasar de fase en un torneo internacional y no se preocupan por sus colegas agredidos, hinchas que siguen gritando como idiotas contra veinte personas desprotegidas y atacadas, un dirigente de Boca (Juan Carlos Crespi) que entra a la cancha echando a sus colegas de River de la peor manera y en el peor momento, son imágenes de un naufragio que ya lleva un tiempo largo. El fútbol argentino tiene dirigentes con visión sesgada, tiene barras con  profundos lazos de complicidad con los altos mandos del futbol y la política, sus hinchas matarían a otro que tuviera una camiseta diferente. Todo esto es moneda corriente.

MÁXIMA ESTUPIDEZ. En medio de la locura generalizada, cuando nadie sabía qué pasaría y con los físicos dañados de los jugadores de River, a alguien se le ocurrió hacer volar a una cámara con la poco original cargada a River. El hincha de hoy está gravemente enfermo. Merece cualquier castigo que le impongan.
MÁXIMA ESTUPIDEZ. En medio de la locura generalizada, cuando nadie sabía qué pasaría y con los físicos dañados de los jugadores de River, a alguien se le ocurrió hacer volar a una cámara con la poco original cargada a River. El hincha de hoy está gravemente enfermo. Merece cualquier castigo que le impongan.

Hay una cosa todavia mas grave: nadie se hace cargo. Nadie tiene la culpa. Boca instala que el gas lo tiró un policía (como si esto atenuara el dislate) y un montón de idiotas útiles lo esparcen por la web. Otros licúan los problemas claros que tiene el fútbol con el ridículo slogan de «la sociedad violenta». El fútbol tiene sus propios violentos. La sociedad está como está cualquier sociedad del mundo hoy. Tiene vaivenes, humores, odios, amores y, sobre todo, una gran desinformación. Pero el fútbol tiene una problemática importante. Tiene a dirigentes que no saben qué hacer y al peor hincha del que se tenga memoria.

Seguramente, River avanzará a Cuartos de Final y Boca será sancionado con rigor. Lo que pasó se vio en todo el mundo.

El tema es lo que pasa aquí dentro, en el fútbol nuestro de cada día. Jamás acertamos con el diagnóstico, todos los remedios que intentan aplicarse son placebos. Tenemos un fútbol repleto de miserables que pelean por cosas chiquitas. Aquí las cosas seguirán en este nivel de gravedad, mientras a nadie se le ocurra ir hasta el hueso con los problemas. Esto que pasó en el Boca – River más trascendente de los últimos diez años expuso las miserias de todos los componentes del espectáculo.

No se ve en el horizonte cercano una solución que le devuelva al fútbol aunque sea una milésima parte de todo lo que le han quitado.

https://www.youtube.com/watch?v=m2O_O4L_eAk

https://www.youtube.com/watch?v=Zggpk5q5yoY

https://www.youtube.com/watch?v=jj5EHUwpJ_o

Diego Chavo Fucks

A %d blogueros les gusta esto: